Enorme establecimiento en el que preside una larga barra, y en el que los colores planos: blanco, negro y verde pistacho, adornan las paredes, lámparas y resto de mobiliario. Una decoración y un nombre modernos para a un público joven ávido de nuevos locales donde charlar, mientras se degusta alguna de sus delicias. Su oferta gastronòmica tiene como hilo conductor la exigencia en la selección de la materia prima.

En la carta brillan con luz propia las flautas elaboradas a partir de una barra de pan artesano y que mide 60 centí­metros. Los hay calientes con ingredientes selectos como: bacon, dátiles y roquefort; sobrassada y queso; o de "pepito" de ternera; y frí­as como la de jabugo, "pa de fetge" y la de anchoas del Cantábrico, entre otros.